El neurólogo
Alan Hirsch es el director de
la Fundación para el Tratamiento y la
Investigación de los Desórdenes del Olfato y el Gusto en Chicago.
Hay otro Alan
Hirsch que escribe sobre cristianismo, misiones y movimientos apostólicos. Pues
éste no, el otro, el neurólogo.
A lo que
iba: el neurógolo afirma que oler una manzana, un plátano o unas hojas de menta
antes de comer disminuye el apetito. Cosa más fácil, barata y accesible no hay,
de modo que durante esta semana voy a adquirir el hábito de husmear oler
antes de sentarme a la mesa. Ya contaré qué tal me va...
Hace dos
semanas que me planteé lo de los hábitos, aunque ya tenía bien asentado algún
otro:
Primero: salir cada día a caminar un rato (todavía salgo
media hora o tres cuartos, no más).
Segundo: cenar ensalada con algo de proteína todas
las noches, o en su defecto, verduras o vegetales.
Tercero: ponerme un pomelo exprimido en la botella de agua, lo
encuentro tan rico que me apetece beber más que antes, y me resulta sencillo
llegar a dos litros diarios.
Cuarto: OLER
Hoy, como todos los lunes, me he subido a la báscula.
Peso: 94.6
Medidas: 120.104.121
¡¡Un kilazo cuatrocientos gramos menos, cómo t’has quedao!!!!
😆
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Adelgazar es más fácil en compañía, así que no te cortes y suéltalo...